Rusia, Europa, Estados Unidos y la necesidad de limar asperezas
El primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, lanzó una advertencia el pasado sábado 13 de febrero en la Conferencia de Seguridad de Múnich: “Nos estamos desplazando rápidamente a un periodo de una nueva guerra fría”. Lo hizo en presencia de un centenar de jefes de Estado, de gobierno y de ministros. No vertió ninguna crítica hacia su país, tampoco cuestionó la beligerante política exterior de Vladimir Putin. Su estilo, que aúna populismo y nacionalismo, inquieta tanto en Europa Occidental como en Estados Unidos. Pero el talante de Medvédev no debe distorsionar la verdad de su mensaje: en la coyuntura internacional actual, un enfrentamiento diplomático con Rusia es lo último que le conviene a Occidente.