ENTREVISTA. La semana pasada, la Surfrider Foundation lanzó la segunda etapa de su campana “Drilling is killing” (“Perforar es matar”) contra las perforaciones petrolíferas y de gas natural en los mares europeos. En esa ocasión, Le Taurillon – la edición francófona del webzine – conversó con Yana Prokofyeva, European Outreach Officer de la asociación, para hablar de la campaña y también del papel de los océanos en la regulación del clima.
Le Taurillon (LT): En abril de este año, “celebramos” un triste aniversario, el de los 10 años de la explosión de la plataforma petrolífera “Deepwater Horizon” en el Golfo de México. En esa ocasión, la Surfrider Foundation lanzó su campaña “Drilling is killing” contra las perforaciones petrolíferas y gasíferas en Europa. ¿Puedes contarnos más?
Yana Prokofyeva (YP): En efecto, abordamos este trágico aniversario para reactivar la campaña contra las perforaciones en el mar. Hay que decir que la Surfrider Foundation lleva comprometida desde hace una década contra estas perforaciones y organizamos las primeras acciones de protesta justo después de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon. Gracias a esta presión, la Unión Europea se dotó en 2013 de una Directiva sobre la seguridad de estas infraestructuras.
Este año representa una buena oportunidad para reactivar esta campaña y para sensibilizar al público sobre estos temas. Creo que muchos europeos no siempre saben que pozos de hidrocarburos todavía están activos en los mares europeos y que pueden afectar a su calidad de vida.
Este año, la Directiva que he mencionado debe ser revisada. La Comisión debía publicar el año pasado un informe de evaluación sobre este texto con vistas a esta revisión. Estamos en octubre de 2020 y este informe todavía no ha sido hecho público. Para nosotros, esto es una oportunidad de llamar la atención sobre estos debates y de insistir en una revisión de la Directiva, incluso sobre la prohibición total de las perforaciones en el mar.
LT: ¿Por qué es la Directiva insuficiente para asegurar la protección de los entornos marinos, en particular en el Océano Ártico?
YP: Primero, hay que admitir que ese texto ha sido un gran avance, que fue posible tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon y de la campaña de sensibilización que realizamos, con otras asociaciones. Gracias a esa Directiva, el número de accidentes ha disminuido de manera considerable, y un “Deepwater europeo” es muy improbable, contrario a los Estados Unidos donde las reglas han cambiado poco. Sin embargo, esa Directiva era la primera que regulaba la seguridad de los pozos en el mar. Aunque abogamos por más seguridad ambiental, no conseguimos ese objetivo, especialmente porque estábamos antes de la firma del Acuerdo de Paris. En aquella época, la sensibilización de los ciudadanos y de los representantes políticos era mucho menor.
Por lo tanto, el texto presenta lagunas medioambientales, en particular en las zonas árticas y las zonas marinas protegidas. Estas forman parte de lo que llamamos las “zonas sensibles” donde las perforaciones energéticas deberían ser prohibidas rápidamente. No obstante, la Directiva actual no prohíbe estas perforaciones. Se observa en países como Grecia que sigue expidiendo licencias de explotación en esas zonas frágiles. Para nosotros, eso es una incoherencia considerable. Para volver más específicamente al tema del Ártico, una catástrofe petrolífera o gasífera en esa región sería un verdadero desastre, porque perderíamos instantáneamente una gran parte del ecosistema marino, y una intervención de rescate en aquellas aguas sería muy difícil debido a las condiciones climáticas extremas.
LT: El problema con la zona ártica, es que está dividida en varias zonas de soberanía, y algunas no están reguladas por el derecho europeo. ¿Cómo convencer a países como Rusia, los Estados Unidos y Canadá de prohibir perforaciones de hidrocarburos en sus propias zonas de soberanía?
YP: Es una muy buena pregunta, a la que desgraciadamente no tengo una respuesta. En primer lugar, deseamos imponer una prohibición de las perforaciones en las zonas territoriales de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo. Además, la UE es un líder en las negociaciones con respecto a la gobernanza internacional de los océanos y a la protección del clima. Militamos para que una moratoria sobre la exploración y la explotación de los hidrocarburos offshore forme parte de las prioridades diplomáticas europeas.
LT: La UE depende en más de un 55% de las importaciones de energía, una proporción que alcanza 70% en el gas natural y 90% en el petróleo. ¿Prohibir las perforaciones de una energía domestica no amenazaría al suministro energético europeo?
YP: Es una pregunta que recibimos regularmente y es pertinente. Creo, sin embargo, que hay que recontextualizar: las perforaciones en el mar no contribuyen de manera significativa a nuestro suministro energético. Además, aproximadamente 75% de los hidrocarburos extraídos en Europa están situados en las aguas territoriales del Reino Unido. Cuando este país decidió salir de la UE, eso asuntos energéticos no fueron los más problemáticos, contrario a la pesca o a la gestión de las fronteras.
Pienso también en términos de “costes-beneficios”: dadas las pequeñas cantidades de hidrocarburos extraídas en las aguas europeas, ¿vale la pena poner en peligro tantos ecosistemas marinos y nuestra economia local? En lugar de esforzarse por perforar para extraer hidrocarburos, habría que desarrollar las energias renovables, que procedan del viento, del sol o de la fuerza de las mareas. Una etapa adicional sería la de reducir las subvenciones destinadas a las energías fósiles y de reorientarlas para apoyar las energías limpias. Este problema se plantea también en términos muy insidiosos: Francia, un país que prohíbe oficialmente las perforaciones de hidrocarburos, subvenciona sin embargo una empresa como Total que realiza prospecciones en numerosos mares del globo.
LT: Como la Surfrider Foundation ha dicho durante la Conferencia sobre el Pacto Verde organizada durante la Escuela de otoño del Movimiento Europeo francés en Tryes, los océanos son los “grandes olvidados de la lucha contra el cambio climático”, especialmente en su papel como “pozo de carbono”. ¿Veis una mejora de la sensibilización, especialmente desde los Acuerdos de Paris en 2015?
YP: Hay que saber que los océanos han absorbido un 93% de los excesos de calor desde 1970, de ahí su importancia cardinal para la regulación del clima. Sin embargo, tuvimos que llevar a cabo una campaña de envergadura para que los océanos fueran mencionados en el texto del Acuerdo de París sobre el clima, aunque observamos una mejora de la sensibilización sobre esos temas desde entonces. No obstante, el año 2020 debía ser una especie de “Ocean Super Year” con varias acciones de sensibilización llevadas a cabo por nuestras asociaciones al nivel internacional. Este año era también el momento en que concluían negociaciones muy importantes – como las del tratado de la ONU sobre la protección de la alta mar – o empezaban – con el lanzamiento por la UNESCO de una “década para el océano” (Ocean Decade). Desgraciadamente, todas estas acciones no tuvieron lugar por culpa del contexto sanitario; a ver cómo evolucionará una vez que la situación sea menos tensa.
A nivel europeo, hay una verdadera sensibilización a nivel de la clase política, como demuestra el título de la cartera del comisario lituano Virginijus Sinkevicius (“Medio Ambiente, Océanos y Pesca”). Sin embargo, todavía nos damos cuenta del desconocimiento sobre los asuntos oceánicos. La Comisión Europea publicó este año una estrategia de protección de la biodiversidad donde fijó el objetivo de alcanzar el umbral del 30% de zonas terrestres y marinas protegidas hasta 2030. Es un objetivo muy ambicioso y corresponde a las expectativas de numerosas ONG. No obstante, aunque la Comisión explica que, en este momento, un 26% de las tierras de la UE están protegidas – contra un 11% de zonas marinas –, menos de la mitad de las medidas propuestas en este documento concierne a los océanos. Es un desfase en la constatación, pero también en las soluciones propuestas.
Ciertamente, todo eso se debe también a que los océanos están poco explorados y son muy desconocidos. Es difícil explicar a gente que vive lejos de las costas la importancia de las mares y de los océanos. Estos esfuerzos de pedagogía y de sensibilización no son evidentes.
LT: ¿Cuáles son las próximas fases de la campaña Drilling is Killing? ¿Cómo el manifiesto, co-firmado con numerosas otras asociaciones, permitió cambiar las cosas?
YP: El manifiesto es nuestro principal documento de campaña. Varias asociaciones, particularmente portuguesas, han firmado este manifiesto. Eso resulta de una sensibilización incrementada en ese país y de una gran movilización ciudadana que llevó a una prohibición de facto de las perforaciones en el mar. En cuanto a la Surfrider Foundation Europe, volveremos tan pronto como sea posible a la movilización sobre el terreno, así como al trabajo con las instituciones europeas, en particular en el Parlamento, para incentivar una revisión de la Directiva e incitar a un debate democrático sobre estos asuntos.
Dado que la Surfrider Foundation es una asociación presente en 14 países europeos, participamos en campañas nacionales, como en España, en los próximos meses. El parlamento español examina actualmente un proyecto de ley que prohibiría las perforaciones en el Mar Mediterráneo. Eso demuestra también que las perforaciones existen en varios mares europeos: no sólo en el Mar del Norte o en el Mar de Noruega, pero también en mares “cerrados” como el Mediterráneo o el Mar Negro. Mientras que Noruega, el Reino Unido, los Países Bajos y Dinamarca son los “campeones” de las perforaciones en el Océano Atlántico, Grecia, Chipre y Bulgaria siguen emitiendo licencias de explotación en sus aguas territoriales.
LT: Terminemos precisamente con la situación en el Mediterráneo oriental, donde las prospecciones de hidrocarburos son fuente de tensiones exacerbadas entre Turquía y la Unión Europea. ¿Puede la campaña Drilling is killing influir un tanto estas tensiones?
YP: Es una pregunta muy interesante y muy compleja. Las tensiones en el Mediterráneo oriental le competen a la política exterior de Estados soberanos. Nuestra asociación no debe intervenir en estas consideraciones geopolíticas. Nuestro primer objetivo es el de prohibir las perforaciones energéticas en zonas que no están concernidas por conflictos – sean territoriales o de otro tipo.
Sin embargo, si hubiéramos tenido una prohibición total de las perforaciones de hidrocarburos en las aguas europeas, se habrían podido evitar tantas tensiones. ¡Un argumento más a favor de la moratoria, y de la prohibición!
Más información está disponible en la plataforma dedicada a la campaña y en el video más abajo:
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