El pasado de Argelia. Francia –y Europa– deben reconocer el colonialismo

, de Saksha Menezes, traducido por Irene Barañano

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El pasado de Argelia. Francia –y Europa– deben reconocer el colonialismo
Argel en 1905. Getty Research Institute vía Flickr.

La muerte de George Floyd en América y el emergente apoyo al movimiento Black Lives Matter surgido a consecuencia de dicho homicidio han abierto el debate del legado del colonialismo en todo el mundo. Este ajuste de cuentas resuena en Estados Unidos, pero también en Reino Unido y por toda Europa.

Todo empezó en Bristol, Reino Unido, con el derribamiento de la estatua de Edward Colston, un traficante de esclavos del siglo XVII. Después, la ola se extendió por varias naciones europeas, en las que estatuas de personajes similares fueron también destronadas y se decidió enmendar los crímenes del colonialismo. Por poner un ejemplo, a principios de julio, Francia tomó la histórica decisión de devolver a Argelia los restos de dos docenas de combatientes anticolonialistas. Las relaciones entre franceses y argelinos tienen una faceta colonial en la que no suele hacerse hincapié, pero que es importante. Aquellos combatientes decapitados por resistirse a las fuerzas coloniales francesas en el siglo XIX por fin descansan en tierras argelinas tras una simbólica ceremonia celebrada en el país africano, que marcó el 58 aniversario de la independencia de Argelia.

El colonialismo ocupó Argelia durante 132 años, desde la invasión de Argel en 1830 hasta la guerra de independencia que concluyó en 1962. Mientras los franceses se adaptaban a nuevos tiempos, Argelia fue administrada como una parte integral de Francia desde 1848 hasta la independencia.

Tras las dos Guerras Mundiales, la ciudadanía de Argelia comenzó a expresar su descontento, ya que muchas de las bajas bélicas se produjeron en su población. Además, se abrió paso el desengaño en cuanto a la ley francesa y su falta de estatus económico y político en el sistema colonial. En resumen, lo que empezó como demanda para una mayor autonomía se convirtió en una guerra de independencia sin cuartel. La guerra argelina se libró entre Francia y el Frente de Liberación Nacional de Argelia durante 7 años y culminó con la victoria de Argelia y la subsecuente independencia de la colonia. El largo y complicado conflicto se caracterizó por guerrillas, la lucha de los maquis y el uso de la tortura, lo que condujo a más de 250.000 bajas argelinas y el colapso de la Cuarta República Francesa.

Los acuerdos de Évian se firmaron el 18 de marzo de 1962 y dieron lugar a una nueva e independiente Argelia, que llegó con el fin de la guerra argelina. Y ahora, ¿qué está pasando? ¿Cómo van las relaciones franco-argelinas? Desde la independencia, las relaciones diplomáticas entre estos dos países no han sido muy fructíferas. Argelia insiste en que Francia pida perdón por los crímenes cometidos durante los 132 años de hostil colonización, pero Francia elude la responsabilidad.

En cambio, la decisión francesa de devolver los restos de combatientes argelinos parece significativa para Argelia y clave a la hora de sanar la relación. Nourredine Bessadi, investigador y asesor autónomo centrado en el tema argelino, hace hincapié en el rol de los argelinos y argelinas mediante peticiones y campañas en las redes sociales. Además, Bessadi insiste en que para una mejor relación es necesario abrir los archivos y publicar los documentos que relatan los 132 años de imposición colonial en Argelia; también cree que Francia debe disculparse formalmente, ya que aún no ha presentado ninguna declaración de ese tipo.

¿Qué significa esto para el resto del continente? ¿Es que estamos abriendo una era que exige a las potencias coloniales reconocer el pasado? Prácticamente la totalidad de la plaga de problemas que ha sufrido Oriente Medio puede remontarse a decisiones tomadas por las potencias coloniales, desde la guerra y los disturbios en Siria, Yemen o Irak hasta el conflicto israelí-palestino.

El primer paso para la reconciliación total tiene que ser el reconocimiento y el esfuerzo por recordar el pasado. Tampoco podemos olvidar la presión por descolonizar el currículum, es decir, retirar los monumentos que conmemoren a personajes históricos racistas, y actuar para cambiar el racismo sistemático que pone a las minorías étnicas en situación desventajosa social y económicamente. Están por ver los resultados de los últimos acontecimientos, pero entender cuál es la receta del cambio puede ayudarnos a sacar el máximo rendimiento a los impulsos más recientes.

Ya lo dijo Martin Luther King: «Una injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia de cualquier lugar».

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