El pasado otoño, las huelgas derivadas de la sentencia de el Tribunal Constitucional de Polonia sobre el aborto, que llevó a una prohibición casi total del mismo, volvieron a poner el tema en el punto de mira de los medios de comunicación europeos. La mayoría de los estados miembros de la UE permiten el aborto cuando se solicita. Esto marca un fuerte contraste con Polonia y Malta, países donde el aborto es ilegal en casi cualquier circunstancia. Sin embargo, que el proceso sea legal o no, no garantiza necesariamente el acceso efectivo al aborto para las mujeres, y esto es especialmente cierto en Italia, el país de los objetores de conciencia.
La Legge 194 y la legalización del aborto en la península
El aborto fue legalizado en Italia en 1978, por la Legge 194 —Ley 194— y confirmado por referéndum en 1981. Esta ley legalizó el proceso hasta la duodécima semana de gestación, por petición de la mujer, y más allá de este periodo de tiempo, por consejo del doctor, si el embarazo suponía un peligro para la vida de la mujer. Al principio, solo se permitía el llamado aborto quirúrgico. No fue hasta 2009 que la legislación adicional permitió los abortos médicos mediante el uso de dos fármacos: mifepristona y prostaglandina. Hoy en día, el aborto quirúrgico sigue siendo el método principal de aborto en el país, y representa el 80% de los casos.
La cláusula de conciencia: un vacío legal en la Ley 194
La restricción del acceso al aborto en Italia es el resultado del Artículo 9 de la ley del aborto, que establece que el personal sanitario no está obligado a participar en las intervenciones de interrupción del embarazo cuando alegue objeción de conciencia por motivos religiosos o personales, con una declaración previa. Esta cláusula de conciencia no se puede apelar si la vida de la mujer está en peligro, aunque algunos ejemplos contradicen esta excepción. El Artículo 9, supuesto para ser una excepción que permite a un puñado de doctores y anestesiólogos no llevar a cabo abortos, es la causa del acceso restringido al aborto en el país.
Parte del personal sanitario ha alegado objeción por razones religiosas o personales, pero otros se han visto abrumados con el paso de los años por la extrema cantidad de trabajo que han tenido que asumir por la falta de doctores dispuestos a llevar a cabo abortos en su región. Silvana Agatone, presidenta de LAIGA, una asociación de doctores que no son objetores de conciencia, declaró que en 2005 el porcentaje de doctores objetores era de un 58% y que en 2016 había subido a un 71%.
Se estima que alrededor del 70% de los médicos en Italia son objetores de conciencia, pero las cifras varían significativamente dependiendo de la región. Por ejemplo, en Lombardía, más del 60% de los médicos son objetores de conciencia, como en Liguria y Piamonte. En regiones del sur de Italia, el número de personas con objeción de conciencia es aún mayor, con un 80% en el Lacio, 86% en Apulia y más del 90% en Basilicata y Molise.
La situación ha hecho que el acceso al aborto sea limitado en algunas regiones, y casi nulo en las regiones más al sur de la península. La falta de médicos resulta en un tiempo de espera más largo para obtener una cita para abortar, lo que puede llevar a que algunas mujeres sobrepasen el límite legal. Por ende, hay mujeres que se ven obligadas a viajar a otras ciudades, regiones o incluso al extranjero para abortar. Esta dificultad para tener acceso al aborto también tiene como resultado que muchas mujeres se vean obligadas recurrir a métodos ilegales, que se estimaron entre 10.000 y 13.000 al año por el gobierno italiano en 2019.
El impacto de la COVID-19 en el aborto en Italia
Restricciones para viajar, miedo al contagio, y la falta de información sobre servicios obstétricos vinculada a la propagación de la COVID-19 han agravado aún más las dificultades que ya existían en el acceso al aborto en Italia. Según un informe de Human Rights Watch, el gobierno italiano ha fracasado a la hora de cumplir con su responsabilidad de garantizar vías claras a ciertos cuidados médicos esenciales (en los que se incluye el aborto), lo que ha resultado en la cancelación de abortos en múltiples hospitales italianos. Todo esto generó importantes retrasos, lo que ha impedido a algunas mujeres acceder al aborto legal al haber superado el límite de las 12 semanas.
Esta situación llevó al gobierno italiano a emitir una circular en la que se modifican las modalidades de acceso al aborto médico, lo que significa que el retraso en el acceso al aborto médico se ha ampliado de 7 a 9 semanas de embarazo. Esta intervención estará disponible de forma ambulatoria, mientras que hasta ahora, se recomendaba una estancia de tres días en el hospital.
Aunque esta circular supone una mejora en las condiciones de acceso al aborto, al menos sobre el papel, aún es muy pronto para juzgar la efectividad de esta medida. Este paso se ha criticado duramente en algunas regiones italianas, como en Umbría, donde la presidenta, Donatella Tesei, del partido de extrema derecha Lega Nord, prohibió en junio el uso de la pastilla del aborto sin hospitalización.
¿Qué opina Europa sobre el aborto?
En lo que a la Unión Europea se refiere, no tiene ninguna jurisdicción legal sobre el aborto, pero no esto no ha impedido al Parlamento Europeo opinar sobre la prohibición casi total del aborto en Polonia.
En el caso de Italia, el Consejo de Europa ha criticado las condiciones del aborto en el país. En efecto, el Comité de Derechos Sociales del Consejo de Europa consideraba que las mujeres italianas que querían abortar aún tenían muchos obstáculos. El Comité también afirmaba que si un país permitía la objeción de conciencia, debe asegurar que esta situación no prevenga el acceso al aborto. Solo el tiempo dirá si esta presión externa será suficiente para mejorar el acceso del mismo en el país, y si concederá a las mujeres italianas más libertad sobre sus cuerpos.
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