Un 20 de Julio de 2014 los ciudadanos se encuentran con esta imagen en Szabadság tér:
¿Qué sucede? La respuesta es bien simple. El gobierno, encabezado por el primer ministro Viktor Orbán, decide erigir este monumento en el que, como podemos ver en la fotografía, un águila encabeza el tímpano superior de la estructura. El águila representa la invasión nazi en Hungría el año 1944. Justo debajo tenemos una estatua del arcángel Gabriel que representa la inocencia de Hungría ante la amenaza nazi. Se trata, como el lector puede imaginarse, de una falsificación histórica, ya que es bien sabido que el gobierno húngaro colaboró ese mismo año con el régimen nazi en la persecución y aniquilación de judíos, liberales y otras minorías étnicas.
Justo delante de este monumento sobre la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial que, como hemos comentado, manipula dichos acontecimientos históricos, los ciudadanos húngaros han elaborado el monumento que, “veritas in simplice”, cuenta la verdad sobre la limpieza étnica que antaño llevó a cabo en el país el gobierno de Mikklos Horthy, con el objetivo de dar a conocer la auténtica historia al público y no dejar de protestar para que se haga justicia. Aunque parece ser que el gobierno de Viktor Orbán no muestra la más mínima preocupación sobre el asunto.
De esta forma, una alambrada recoge una serie de fotografías de las víctimas de dicha masacre, y debajo de la alambrada, una gran cantidad de pertenencias que dejan la piel de gallina y hacen difícil el no sentir parte del dolor que los familiares sufrieron y siguen sufriendo. Junto a las fotografías, se recuerda también al gran héroe Nicholas Winton que salvó a 700 niños judíos del Holocausto nazi. Más fotos de niños, mujeres, hombres, tanto judíos como liberales, y una gran cantidad de zapatos y prendas que pertenecían a esas personas. Entre ellas otra, la figura la de una mujer de tez y sonrisa hermosa tomada justo un día antes de la gran masacre. También podemos ver libros, instrumentos musicales y juguetes infantiles, entre otras pertenencias de gran valor histórico y personal. Todo ello produce una enorme conmoción y resulta terriblemente indignante para la sociedad húngara, y en especial para los familiares el hecho de que actos de falsificación histórica como éste sigan produciéndose y no se cuente la verdad de los hechos ni se venere o ensalce a las personas que padecieron dichos actos.
Y por si no fuera ya bastante el dolor infligido a estas familias, ese mismo año, el movimiento Jobbik de extrema derecha exhibió un busto de bronce conmemorado al autor de los acontecimientos de aquella pesadilla de 1944, Miklos Horthy, quien aliándose con el régimen nazi llevó a cabo la persecución de judíos, liberales y otras minorías étnicas.
Como bien sabemos, en muchas ocasiones las cúpulas del poder intentan falsear ciertos acontecimientos históricos adaptándolos a su discurso del poder o los transforma según su discurso político y su ideología. Y como objetivo está el adoctrinamiento de la sociedad y la manipulación de dichos acontecimientos, que junto con el intento de hacer olvidar al pueblo una parte indiscutible de su historia y ocultar la verdad, provoca un hemorragia profunda para la memoria histórica y a la identidad de cada una de las personas que vivieron unos hechos que para ellos es parte innegable de sus vidas.
La imagen negativa que está dando el gobierno húngaro deja cada vez más en evidencia sus discursos antisemitas y racistas. Si hay algo que se debería hacer es enfrentar su pasado nazi, no venerarlo ni conmemorar a un primer ministro que cometió dichas atrocidades. Resulta una amenaza y genera indudablemente más dolor a las familias de las víctimas.
Una maleta yace intacta al lado de una serie de pertenencias de algunas de las numerosas víctimas de aquella limpieza étnica imborrable en la mente de los húngaros. Esta pertenencia sigue intacta junto al paso inevitable del tiempo. Mientras realizo la fotografía, una persona me cuestiona el por qué de dejar que esa maleta no esté tapada cuando llueva y esté expuesta a las condiciones meteorológicas adversas, porque podría dañarse y se ensuciaría. La única respuesta posible es que esa maleta debe permanecer expuesta tanto a la lluvia como a cualquier condición meteorológica, tanto si nieva como si graniza, tanto si se ensucia como si se deteriora, ya que la idea es que por mucho que se intente tergiversar los acontecimientos, la verdad siempre permanece intacta y la verdadera historia siempre estará ahí delante de nuestros ojos, reluciendo con todo su ímpetu y aún cuando intenten amenazarla, esa es la Verdad de los hechos, y al igual que la maleta, debe permanecer firme a este objetivo.
Así, una vez más, las protestas continúan éstos días en la plaza Szabadság con una nueva pancarta teñida por la impotencia de los familiares de las víctimas que reclaman justicia, una pancarta que reclama tan solo una petición humilde y solidaria: “Tear down your monument!”, “¡Derribad vuestro monumento!”.
¿Por qué «vuestro»? Porque no lo consideran dedicado al pueblo húngaro, sino que es sólo una invención y manipulación del gobierno, una mentira, que no deja de ser más que un producto de la más delirante insensibilidad demostrada una y otra vez por el gobierno húngaro. Por ello el pueblo se levanta de nuevo, con una gran valentía y cómo ejemplo para que podamos comprender la realidad histórica frente a una falsificación irracional.
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